miércoles, 2 de octubre de 2013

Día Internacional de la no Violencia


2 de octubre

 
El día Internacional de la no violencia coincide con el aniversario del nacimiento Mahatma Gandhi, líder del movimiento de la Independencia de la India y pionero de la filosofía y la estrategia de la no violencia.
De acuerdo con la resolución de la Asamblea General del 15 de junio del 2007 , la cual establece que la conmemoración, el Día Internacional es una ocasión para «diseminar el mensaje de la no violencia, incluso a través de la educación y la conciencia pública».La resolución reafirma «la relevancia universal del principio de la no violencia» y el deseo de «conseguir una cultura de paz, tolerancia, comprensión y no violencia».




El legado de no violencia  de Gandhi demostró el poder de oponerse a la opresión, la injusticia y el odio de manera pacífica. Su ejemplo ha inspirado a muchas otras personas que hicieron historia, como Martin Luther King Jr., Václav Havel, Rigoberta Menchú Tum y Nelson Mandela. Ellos nos encomendaron a cada uno de nosotros que defendiéramos la dignidad humana, rechazáramos la intolerancia y trabajáramos en pro de un mundo en el que las personas de todas las culturas y creencias convivan unas con otras sobre la base del respeto y la igualdad.
 
La no violencia no es inerte ni pasiva. Se necesita valor para hacer frente a quienes usan la violencia para imponer su voluntad o sus creencias. Se necesita determinación para oponerse a la injusticia, la discriminación y la brutalidad, y para exigir el respeto de la diversidad y los derechos humanos fundamentales. Se necesita también valor para apartarse del conflicto y adoptar la negociación pacífica. La no violencia necesita líderes, en distintas naciones, y a las comunidades y hogares, que tengan el respaldo de un ejército de personas valientes preparadas para exigir la paz, la libertad y la justicia.
 Las Naciones Unidas defienden la solución pacífica de controversias y el fin de todas las formas de violencia, incluso las que están patrocinadas por los Estados o arraigadas en las culturas y las prácticas, como la violencia o la intimidación que deben soportar las mujeres y niñas en todas las regiones del mundo. El fin de esta violencia puede comenzar con cada uno de nosotros, en nuestros hogares, escuelas o lugares de trabajo. La violencia puede ser contagiosa, pero también puede serlo el diálogo pacífico.